Zero waste es una filosofía y modelo de negocios con fundamento en la conservación del medio ambiente, a través de la reducción y reutilización de desechos, sobre todo en el sector industrial.
En ese sentido, busca responder a las crisis ambientales derivadas de sectores como la industria de alimentos, donde la producción de carne concentra 57% de las emisiones de carbono.
NotiPress consultó el tema con la Federación Mexicana de Palma de Aceite (FEMEXPALMA), donde Daniel Gómez Salas, productor agrícola del sector palmicultor, comentó que la cadena de participantes involucrados en el sector agrícola requieren promover la cultura ambiental para alcanzar este modelo de cero desechos.
Asimismo, debe sostenerse en una alianza entre el campo, instituciones educativas, y el gobierno.
Ello con el propósito de formar especialistas con el conocimiento y la experiencia adecuadas para desempeñar una educación ambiental en el campo, que incluya aspectos técnicos y de sensibilidad.
Gómez Salas comentó,
Las prácticas de producción agrícola orientadas hacia una reutilización parcial o total de los subproductos del campo conducen al tema de sostenibilidad.
En el caso del sector palmicultor, desde el acto de sembrar la planta se levantan las bolsas de viveros, y algunos subproductos de la penca se quedan en la tierra para incorporarse nuevamente.
Durante su tránsito por la planta de extracción, o molino, los procesos de separación de la fruta y prensado del aceite dan lugar a otros residuos de materia orgánica.
Existen retos en materia de esquemas orientados al regreso de los subproductos, como en el caso del raquis, también conocida como peluca de la palma; y el experto indicó: “por cada tonelada de raquis desechada, se introducen 100 kilogramos de potasio”.
Algunos usos alternativos para eliminar desechos incluyen la peletización, proceso mediante el cual los subproductos se comprimen en biomasa con amplios usos en otras industrias.
Otras prácticas destacadas incluyen evitar agroquímicos nocivos, cuidar el control de plagas, y reparar los equipos que podrían ser desechados por la degradación de sus materiales.
Bajo esa línea, existe una importante coincidencia entre la filosofía zero waste y la sostenibilidad en el sector. “Nosotros tenemos que salir adelante sin comprometer el futuro de la tierra; misma que debe estar garantizada por nuestras prácticas”, agregó.
Frente a ese nexo fundamental entre cero desechos y sostenibilidad, el tema de educación es clave para lograr un cumplimento práctico de la sostenibilidad por parte de los agentes involucrados.
Por ello opera en todos los niveles,
Desde la inversión en formación hasta la capacitación de especialistas acorde a los requisitos específicos de su tarea dentro de la producción.
“No se puede tener una nación educada sin un gobierno que intervenga para lograrlo”, destacó el productor agrícola.
El artículo 6.5 del programa sectorial derivado del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, publicado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, coloca la gobernanza y cultura ambiental como objetivos prioritarios.
Busca cumplir los artículos 4 y 26 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, donde el Plan Nacional de Desarrollo asegurará la existencia de un medio ambiente sano.
Esto debido a que la Secretaría de Gobernación (Segob) estableció mantener el aumento de temperatura en el planeta por debajo de 1.5 grados centígrados (°C), según los lineamientos del Acuerdo de París.
Según la Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental realizada durante 1972 en Tbilisi, ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la educación ambiental tiene por objeto acercar a los individuos hacia su interdependencia con el medio ambiente y la naturaleza.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la colocó como elemento clave de la política económica y ética mundial en 1992.
Ello informó el Primer Seminario Nacional de Educación para la Sustentabilidad, publicado por la Universidad Tecnológica de San Juan del Río (UTSJR), iniciativa para vincular la sostenibilidad con educación ambiental en 2021.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA)
Divide la educación ambiental en una serie de disposiciones ambientales, tanto teóricas como prácticas.
Estas son: conciencia y sensibilidad, conocimiento, actitudes por mejorar y mantener la calidad ambiental, habilidades para identificar y resolver desafíos, y participación en actividades concretas.
En el caso de este país, el organismo EPA se encarga de vincular el aspecto académico con políticas gubernamentales y participación en el sector agrícola.
El estudio de UTSJR menciona la importancia de capacitar académicos y empleados en temas de educación ambiental para organizaciones y empresas.
Educación Ambiental Mundial (EAM),
Colectivo de organizaciones bajo un esquema de sociedad civil, inauguró su iniciativa para docentes y estudiantes titulada Escuelas por la Tierra.
En ella busca otorgar los conocimientos, habilidades, actitudes y valores para hacer cara y resolver problemas relacionados con el cambio climático y pérdida de biodiversidad.
Se encuentra basado en un enfoque de fomento de la educación ambiental a través de una convocatoria abierta para centros educativos, institutos y universidades.
La producción responsable, gobernanza y sostenibilidad con acciones concretas tanto de industrias como de las políticas públicas forman parte de su propuesta.
De manera consecuente con el entrevistado, la formación de una cultura ambiental debe considerar los saltos generacionales y sus respectivas dificultades.
El cambio de conciencia de las próximas generaciones, en especial jóvenes en periodo de formación sensible y académica, puede fortalecerse con agentes como la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Los programas de capacitación no solo deben formar perfiles eficientes, con plena consideración del uso de recursos, sino con sensibilidad por el medio ambiente, conocimiento y experiencia.
Esta experiencia incluye los requisitos y demandas de formar parte de un trabajo de intensidad física elevada, donde destacan factores como el sol y la carga de materiales agrícolas, informó Gómez Salas.
Además deben enfocare en pensamiento crítico, habilidades para toma de decisiones, resolver problemas; y no mantenerse en una opinión particular, sino colectiva.
Vincular la educación ambiental con la sostenibilidad y zero waste depende de estos factores para concretarse, concluyeron especialistas del sector.
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