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¿Por qué fracasa el desarrollo de fármacos clínicos y cuál sería la solución?

El 90 por ciento del desarrollo de fármacos clínicos fracasa, a pesar de la implementación de diversas estrategias exitosas, así lo dio a conocer un artículo de Acta Pharmaceutica Sinica B. En dicho documento, los científicos se plantean la pregunta de si se pasan por alto ciertos aspectos en la validación de objetivos y optimización de fármacos.

De acuerdo con el artículo, el desarrollo de fármacos enfatiza la potencia del medicamento, sin tomar en cuenta su exposición, la dosis o si puede causar un impacto a la salud pública. Además, en su fabricación tampoco se especifica si generan otros problemas, por ejemplo, la ruptura del tejido o cuánto tiempo tarda su reacción. Ello explicaría, a grandes rasgos, uno de los motivos del por qué fracasa el desarrollo de medicinas.

Las cifras del documento también indican que entre el 40 y el 50% del desarrollo de fármacos se debe a la falta de eficacia en el análisis de estudios preclínicos y clínicos. A raíz de esta situación, se intentaron crear diversas estrategias en estudios para minimizar los errores en el desarrollo de fármacos. Sin embargo, aún no se logra responder a la interrogante de por qué esto fracasa.

Como resultado, los investigadores encabezados por Duxin Sun, Hongxiang Hu y Simon Zhou, académicos de la Universidad de Michigan, intentaron resolver la interrogante del por qué fracasa el avance medicinal. Para los autores, los medicamentos deben tener una estructura de exposición, selectividad y actividad (STAR, por sus siglas en inglés).

En otras palabras, las medicinas de carácter clínico deben ser clasificadas con el principal objetivo de evitar alguna complicación. Por ejemplo, los investigadores sugieren que los medicamentos de clase I tienen alta especificidad o potencia, alta exposición o selectividad tisular. Debido a esta situación, el suministro de estos fármacos debe ser en dosis bajas con el fin de lograr una seguridad clínica superior a la tasa actual de éxito.

Los medicamentos de clase II, cuyas características son una alta potencia baja y selectividad tisular, requieren dosis altas para mejorar su eficacia. Sin embargo, en este tipo de fármacos se debe tener mayor cuidado, pues su nivel de toxicidad es alto.

Respecto a los medicamentos de tipo III, al tener una especificidad o potencia relativamente baja, requieren dosis más bajas. Ello con la intención de mejorar su eficacia clínica y reducir el nivel de toxicidad a un punto manejable, factores que suelen pasarse por alto.

Los medicamentos de grado IV tienen una baja potencia y baja exposición o selectividad tisular, por lo tanto, logran una eficacia temporal. Según los científicos, el método STAR mejora la optimización de las medicinas y estudios clínicos para el éxito del desarrollo de fármacos; ello resolvería la interrogante del por qué fracasa su desarrollo. Actualmente, se tiene la intención de reproducir el modelo STAR en algunos laboratorios para probar su eficacia y poder escalarlo a un nivel comercial.

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