La violencia con armas de fuego es un problema cotidiano con consecuencias funestas para la vida de muchas personas alrededor del mundo.
Según datos de Amnistía Internacional, más de 500 personas mueren a diario en el mundo a causa de violencia cometida con armas de fuego.
Expertos señalan la inequidad de esta problemática, con una mayor afectación en comunidades de personas de color, en mujeres y otros grupos marginalizados.
Más recientemente, una investigación encontró también un impacto preocupante en la salud mental de niños que han sido expuestos a la violencia con armas.
Publicada en la revista JAMA Pediatrics,
Esta investigación reveló un aumento significativo en las visitas pediátricas al servicio de urgencias relacionadas con la salud mental, tras incidentes de violencia con armas de fuego en el vecindario.
Este efecto resultó más pronunciado en las dos semanas posteriores al tiroteo, entre los niños que residen más cerca de dónde ocurrieron los hechos y entre los niños expuestos a múltiples tiroteos.
Con datos del hospital infantil de Filadelfia, en Estados Unidos, los investigadores incluyeron en el estudio a 54,341 pacientes.
De ellos, 43,143 tuvieron una o más visitas al departamento de emergencias en los 60 días posteriores a un acto de violencia con armas de fuego. De los 2,629 incidentes con armas de fuego investigados, el 31% desencadenó una o más visitas de niños al servicio de urgencias relacionadas con la salud mental en los 60 días posteriores al tiroteo.
Asimismo observaron que los niños quienes vivían de dos a tres cuadras de donde ocurrió un tiroteo tenían mayores probabilidades de visitar el servicio de urgencias por situaciones de salud mental.
Los problemas de salud mental vinculados a eventos de violencia con armas de fuego fueron trastorno por estrés postraumático, ingestión intencional de sustancias nocivas y otras emergencias psiquiátricas.
Los autores del estudio recomiendan varias acciones para mitigar el impacto de la violencia con armas de fuego en la salud mental de los niños.
Entre ellas se incluyen el almacenamiento seguro de armas de fuego,
Impulsar leyes de verificación de antecedentes y la financiación de servicios de salud mental y programas de prevención de violencia.
Además sugieren la asociación de los sistemas de salud con organizaciones comunitarias para brindar apoyo preventivo y receptivo a niños y familias expuestas a la violencia con armas de fuego.
Estados Unidos, donde se realizó el estudio, es un país con un problema importante en materia de violencia con armas de fuego.
Según el grupo de investigación sin fines de lucro Gun Violence Archive, en 2021 van ya 32,249 muertes por armas de fuego. Ante esta problemática, la administración del presidente Joe Biden anunció en abril órdenes ejecutivas para regular las armas de fuego no registradas, junto a otras legislaciones estatales en la materia.
Además, anunció que aumentaría la investigación sobre el tráfico de armas y el financiamiento de programas de intervención de violencia comunitaria.
Alrededor del mundo la violencia con armas de fuego es un problema preocupante, no sólo por su mayor afectación en comunidades marginalizadas, sino por impactar no sólo en sus participantes directos.
Dados los problemas de salud mental que se observan en los niños, deben implementarse acciones de mitigación centradas en ellos, sobre todo en conjunto con organizaciones comunitarias y organismos de salud pública.
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