La desnutrición infantil es descrita por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) como la poca o nula ingesta de nutrientes necesarios para el desarrollo de los niños.
Muchas veces, esta desnutrición inicia desde el embarazo pero se agudiza conforme el niño o niña crece.
El impacto que tiene a corto y largo plazo es evidente porque multiplica las probabilidades de padecer enfermedades mortales, tales como la neumonía, la diarrea o la malaria.
De acuerdo con datos de The Hunger Project, el 22.6 por ciento de la población en México vive en pobreza alimentaria.
Por su parte la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020, señaló que el 46.7% de las familias mexicanas temían quedarse sin comida por falta de recursos.
Aproximadamente, el 12% de los hogares se quedaron sin alimentos al menos una vez por falta de dinero.
El Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud de la semana 48, indicó la existencia de 2 mil 304 casos en México de desnutrición severa, un incremento del 10.3% respecto al 2020.
Por su parte, 4 mil 329 niños y niñas padecen desnutrición moderada, 13.23% más que en 2020 y 27 mil 490 tienen desnutrición leve, hubo un incremento del 18.8% en el mismo periodo.
El problema de la desnutrición infantil en México se agudizó durante la pandemia derivada por la Covid-19,
Ya que solamente entre los meses de marzo y abril de 2020, 12.5 millones de personas perdieron su empleo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En ese sentido, UNICEF instó al gobierno mexicano de crear medidas para evitar una mala nutrición en los infantes por la falta de empleo en el país.
La nación carece de un programa nacional consolidado y con recursos presupuestales para la prevención de la mala nutrición en sus habitantes.
Las zonas más afectadas por este problema de salud pública son los niños, niñas y adolescentes de los estados del sur del país.
Porque estos tienen alrededor del doble de probabilidades de tener bajo peso o talla para su edad en comparación con aquellos que viven en el norte.
Esta diferencia se presenta también entre los que viven en zonas rurales con las urbanas.
Asimismo, según indico la UNICEF, “los hogares de bajos recursos y los hogares indígenas, sin importar el estado en el que se encuentren, son los más propensos a la desnutrición infantil“.
Para enfrentar la Covid-19 es necesario tener una buena alimentación porque es la base para un sistema inmune fuerte. Por lo que las personas con malnutrición aumentan su riesgo de enfermedad en general.
La UNICEF hizo un llamado al Estados mexicano de asegurar la existencia de suficientes alimentos nutritivos y sean distribuidos de manera justa, para cubrir las necesidades básicas de alimentación de toda la población, a la par que se adoptan estrategias para frenar la pandemia.
Este problema se solucionaría por medio de políticas de salud pública integral que coordine las acciones y programas para reducir la desnutrición, refieren los epecialistas.
Así como apoyar los ingresos de las familias más vulnerables y acompañar el cuidado de los niños y niñas en la primera infancia.
Entre las propuestas dadas por el organismo internacional se encuentran, “impulsar y favorecer la compra de alimentos locales y frescos, y promover el desarrollo de la agricultura local y la diversificación productiva“.
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